Los símbolos son representaciones gráficas de conceptos de carácter científico-técnico, propias de lenguajes formales, constituidas por letras o por signos no alfabetizables. No varían de forma en plural y se escriben siempre sin punto abreviativo. Los símbolos más comunes son los referidos a unidades de medida (km, kg, m²), elementos químicos (Ag, C, Fe), operaciones y conceptos matemáticos (+, %, ×), monedas ($, €, £) y puntos cardinales (N, S, W, E), así como también los referidos a códigos de monedas (USD, EUR).

Recuérdese que la cifra y el símbolo que la acompaña deben escribirse siempre en la misma línea, nunca en líneas diferentes.

Recuérdes, asimismo, que es incorrecto emplear símbolos si la cantidad a la que van asociados se expresa con palabras (*quince kV). Lo correcto es combinarlos con la cantidad expresada en cifras (15 kV) o utilizar, junto con la palabra numeral, el nombre de la unidad (quince kilovoltios). Solo es correcto si al número le sigue un sustantivo como millar, millón o billón: 40 millones de habitantes, 36 millones de euros, 15 millares de libros, pero no *15 mil libros, sino quince mil libros.

• Los océanos absorben alrededor del 23 % de las emisiones antropógenas anuales de dióxido de carbono (CO₂).
• Los glaciares perdieron un volumen de 821 km³ de hielo; las mayores pérdidas se registraron en los Alpes, donde el espesor del hielo se redujo 30 m.

• Las tasas regionales de calentamiento del océano se sitúan entre 0,5 y 1,0 W m^–2.
• Las precipitaciones totales ascendieron a 419 mm en 12 horas, el equivalente a cuatro meses de precipitaciones medias.
• Las temperaturas en Europa han aumentado a un ritmo de +0,5 °C por decenio, más del doble que el promedio mundial.
  • Obsérvese en este último ejemplo que el símbolo de grado se escribirá pegado al símbolo de la unidad de medida. Sin embargo, si no se especifica la escala de medición (como sucede en el uso común), el símbolo de grado se pegará a la cifra: 27°.

• 52° 20' 20,3"

Cuando los operadores matemáticos (+ – = ± < ≤ > ≥) se utilizan de forma binaria para indicar que la operación en cuestión se realiza entre dos valores, estos deben separarse de las cifras (anterior y posterior) a las que acompañan:

• Los niveles de dióxido de carbono (CO₂) se situaron en 415,7 ± 0,2 partes por millón (ppm).

Solo la barra que indica división se escribe sin espacios (8/2).

En cambio, si los operadores se aplican únicamente a una cifra, como el signo menos (–) en las magnitudes negativas (–4), o el símbolo "mayor que" (>) para indicar que una variable supera un determinado valor (>8), el operador se escribirá pegado a la cifra.

• La variabilidad de las precipitaciones (±30 %) es mucho mayor que la de la radiación solar en superifice (±15 %).

El símbolo de porcentaje se separará de la cifra a la que acompaña con un espacio de no separación (irrompible).

Cuando en un texto de carácter general aparecen varios porcentajes coordinados, el símbolo % suele colocarse solo tras la última cifra:

• Entre el 85 y el 95 % de la población se mostró en contra de la medida.

No obstante, en documentos de carácter científico-técnico es preferible repetir el símbolo tras cada una de las cifras para evitar toda confusión:

• Los valores indicados representan aumentos del 149 %, 262 % y 124 %, respectivamente. 

El símbolo de multiplicación no es una equis minúscula, sino un aspa (×). Puede utilizarse la combinación de teclas Alt + 0215 (teclado numérico). En ocasiones puede utilizarse también el punto a media altura (·), que se obtiene al pulsar simultáneamente las teclas Mayús + 3. No obstante, el aspa debe utilizarse obligatoriamente para las multiplicaciones de matrices o vectores.

• Cada retícula presenta unas dimensiones de 1° × 1°.

No se debe confundir el signo menos (–) con el guion (-) ni la raya (―). Para escribir este signo puede utilizarse la combinación de teclas Alt + 0150 (teclado numérico).

• Las temperaturas descendieron hasta los –14 °C y se produjeron fuertes nevadas.
• Cientos de emplazamientos de monitoreo de la calidad del aire registraron concentraciones de más de 100 μg m^–3 para una exposición de ocho horas